Tu casa, un espacio público y políticamente activo
Andrés Jaque está convencido de que en los interiores domésticos elegimos qué compromisos públicos hacemos nuestros y qué otros aceptamos, de manera consciente o no. Su equipo y la socióloga Silvia Rodríguez han realizado una investigación por diversos hogares madrileños que el arquitecto lleva ahora al espacio central del Pabellón de Italia en la Bienal de Venecia (que se inaugurará el 26 de agosto). La instalación Fray Foam Home es, en realidad, un interior de la calle del Pez en Madrid, un piso compartido donde viven cuatro personas de entre 30 y 42 años. Ninguna ha nacido en Madrid. Y Jaque sostiene que, de algún modo, el piso es un espacio público y políticamente activo. “Una buena parte de las rutinas organizativas que comparten son manifiestos de ideologías que para ellos son importantes. Por ejemplo, hace tiempo decidieron que no comprarían ningún mueble. Todos los que usan son o bien encontrados o regalados. Es una manera de ensayar alternativas a la economía capitalista (con las limitaciones y contradicciones que esto puede acarrear)”.
Para Jaque lo interesante es que el reciclaje de muebles le ha dado un aspecto a la casa que es reconocido por gente con ideologías afines, o que al menos comparte intereses comunes, que con el tiempo han llegado a convertirse en asiduos a ese piso. Así, el apartamento ha pasado a ser un centro de debate informal. Esta posibilidad es algo que –dice- no está contemplado por la arquitectura con suficiente intensidad. “El espacio público sigue entendiéndose únicamente como un espacio supuestamente neutral, en mi opinión por una excesiva influencia de las visiones económicamente liberales en el urbanismo. Y creo que es posible también un espacio público que convoca precisamente porque promueve debates o experiencias que toman partido en polémicas públicas,” explica el arquitecto. Estudiar el arte cuestiona el concepto de normalidad porque muchas veces de la diferencia surgió la maravilla. La comisaria de esta bienal, Kazuyo Sejima, ha dicho que la instalación de Jaque le recuerda la actitud con la que ella misma hizo, hace diez años, la Ciudad de las niñas, también en la Bienal. Ella investigó cómo adolescentes que vivían en Tokio transformaban sus habitaciones con flores artificiales, telas, muñecos, fotos o cortinas de cuentas para crear mundos ficticios en los que tomaban el protagonismo que creían no tener en el resto de la ciudad. “Luego al salir a la calle extendían ese mundo ficticio más allá de su dormitorio. Se disfrazaban como los personajes que habitaban sus mundos personales o, por ejemplo, diseñaban sus recorridos cotidianos para pasar por lugares que formaban parte de su ficción”, explica Jaque. La instalación de Sejima consistía en transformar el jardín del pabellón para que pudiese ser visto como estos interiores que las niñas de Tokio fabricaban. Jaque sostiene que esta forma de entender la ciudad y lo colectivo como algo que forma parte de la pequeña escala, de lo frágil y de lo controvertido le ha sido muy útil. Y descubre otra cara de la ciudad.
Así, su propia instalación, Fray Foam Home, forma parte de una investigación en la que lleva dos años trabajando. “Analizamos los interiores domésticos como puntos de paso obligado de los grandes asuntos públicos en disputa, algo fundamental a pesar de que hasta hace poco -casi hasta los últimos estudios de Beatriz Colomina, David Harvey, Thomas Fisher o Beatriz Preciado- habían sido pensados desde la arquitectura como espacios despolitizados”. La dimensión política de los espacios domésticos es para Jaque vital para poder incorporar a la arquitectura temas que han sido importantes en otras disciplinas: la construcción de una identidad, los roles de género, la equidad en el acceso a los recursos, la gestión de residuos o la responsabilidad en los consumos energéticos.